jueves, 23 de abril de 2015

CENOTES DE SACRIFICIO


CENOTES DE SACRIFICIO

POR KRISTIN ROMEY
Traducción de Guillermo de Anda.




SUPLEMENTO AL ARTICULO “BUCEANDO EL INFRAMUNDO MAYA” TAL Y COMO APARECIO EN LA REVISTA “ARCHAEOLOGY” EN EL NUMERO CORRESPONDIENTE A MAYO – JUNIO DEL AÑO DE 2004.

Para el tiempo en  que los españoles llegaron  Yucatán y registraron la practica del sacrificio humano, en el Siglo XVI, los mayas habían estado realizando esta actividad por cuando menos mil años. Era una práctica necesaria para asegurar entre otras cosas, el balance del universo, la preservación de la autoridad de algún rey, y en una tierra muy proclive a la sequía, la continuación de la lluvia.

            Diego de Landa, el notable obispo Franciscano al que se le acredita la casi completa destrucción de las escrituras mayas durante su inquisición llevada a cabo a mediados del Siglo XVI, describió la practica de arrojar mujeres y hombres vivos al Cenote Sagrado. Fueron las descripciones de De Landa, las que inspiraron eventualmente a Edward Thompson el cónsul de los Estados Unidos en Yucatán, a comprar el sitio de Chichen Itza, al principio del Siglo XX y a dragar el Cenote de los Sacrificios. Dos factores lograron captar la atención de los arqueólogos: la gran riqueza de artefactos de “prestigio” (oro y jade por ejemplo), que produjo la excavación del cenote, y la gran cantidad de restos humanos que contenía. En esa época el Cenote Sagrado era considerado el único cenote en el cual se llevaban a cabo ofrendas en el mundo maya, hasta la década de los 1960´s, cuando la disponibilidad de equipo de buceo autónomo (S.C.U.B.A.), bario los cenotes de la Península a los buceadores. Esto llamo la atención de los arqueólogos al hecho de que existían muchos mas cenotes en la Península de Yucatán, contienen restos humanos, y la investigación se centro ahora, en entender por que los mayas antiguos, escogían determinados cenotes para llevar a cabo rituales en ellos, y por estos fueron utilizados tanto para llevar a cabo sacrificios humanos como deposito de restos mortuorios.

            Investigadores de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán han estudiado recientemente mas de 100 confesiones de sacrificio en cenotes llevados a cabo por Xmenob (el equivalente maya de sacerdote o shaman), y que fueron registrados por autoridades españolas en el Siglo XVI. Estos testimonios incluyen los nombres de de las victimas, el sitio donde se llevo a cabo el ritual, y la naturaleza del mismo (extracción cardiaca, decapitación, deposito intravitam en el cenote, etc.). Muchos de los cenotes mencionados en los registros, pueden ser identificados hoy en día, y los arqueólogos esperan que a través de técnicas y métodos de arqueología subacuatica  especialmente diseñados para éste medio ambiente, puedan ser localizados los restos óseos que estos cenotes pudieran contener. Lo anterior con el propósito de llegar a un mejor entendimiento de los tipos de sacrificios que los mayas llevaban a cabo,  las dinámicas involucradas en el proceso y el impacto social que la actividad pudo haber tenido



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