lunes, 27 de abril de 2015

EL JADE

EL JADE






Dentro de las manifestaciones artísticas de los mayas, sin duda alguna es la talla en jade una de las más apreciadas y ricas de los mayas. La mayoría de las piezas que han llegado a nosotros lo constituyen las elaboradas durante el periodo clásico, sin embargo en fechas recientes se han descubierto piezas cuya elaboración se dio durante el periodo preclásico entre los años 1200 a 900 a.C. Por esas fechas eran los olmecas más que los mayas quienes habían desarrollado el arte de grabado en piedra.

En el área de Centroamérica se puede encontrar toda una serie de tonalidades de jade desde el verde hasta los tonos azulados, como el diópsido, el crisopacio, la albita, la serpentina, y la piedra mixta (mezcla de jadeíta y diópsido). En 1970 se descubrieron los primeros yacimientos de los cuales los mayas extraían la apreciada piedra en el valle del río Motagua, en Guatemala. Se han encontrado piezas desde guijarros hasta una de 100 kg. encontrado en Kaminaljuyú.


Para realizar el tratamiento del jade se empleaban métodos sencillos. Se cortaba con cuerdas, con un trozo plano de madera dura o incluso con pizarra, herramientas que empleando un material abrasivo como la arena, la obsidiana molida o incluso polvo de jade, se frotaba repetidamente contra la piedra. Una vez que se cortaba hasta la mitad, se le daba la vuelta y se trabajaba la otra cara del mismo modo. Cuando ambos cortes eran suficientemente profundos, se partía la pieza golpeándola con fuerza contra otra piedra que hacía las veces de martillo.

También se utilizaba un trozo de obsidiana terminado en punta para rayar unas líneas que después se profundizan o se ensanchaban con la ayuda de un palito puntiagudo y material abrasivo. Si se quería conseguir una línea curva, se efectuaba una serie de perforaciones superficiales biseladas para posteriormente eliminar las irregularidades.

La barrena a base del palito y material abrasivo se utilizaba para hacer pequeños orificios, sobre todo en las perlas de jade. Una segunda barrena hueca probablemente hecha de hueso de ave o caña era utilizada para cortar piezas cilíndricas que se ahuecaba o bien se pulía y redondeaba para obtener cánulas o bien perlas de jade. Aunque muchas veces las perlas se obtenían también a partir de guijarros redondeados naturalmente por el agua que solo requerían lijado y pulido superficial.

Para la fabricación de los discos de las orejeras se empleaban un guijarro de forma esférica que se perforaba por el centro y posteriormente se cortaba por la mitad. De la parte central se obtenía una pieza cilíndrica, mientras que de la pieza central se obtenían otros fragmentos de media luna con los que se fabricaban cabecitas de jade, placas de mosaico, etc. aprovechando al máximo la pieza, aun el polvo era empleado para pulir.

Para los mayas y el resto de los pueblos mesoamericanos el jade tenía importancia capital por ser del color de las plantas y símbolo del sagrado maíz. Era de uso exclusivo de la realeza y era empleado como joyería y ofrendas funerarias. En algunos casos se transmitía como herencia de generación en generación llegando a encontrarse piezas olmecas en tumbas mayas. Muchas tumbas sobre todo las descubiertas en Palenque y Calakmul nos han revelado como estas eran el símbolo de la resurrección de entre los mayas, cuando dicha mascara simbolizaba la semilla sagrada en forma de rostro del dios del maíz que renacería desde el centro del cosmos mismo.



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