SISTEMA TEPETZALA: OTRA AVENTURA BAJO TIERRA
Por: Gustavo Vela Turcott
Desciende a las profundidades de este impresionante sistema de cavernas y arroyos subterráneos, apenas pisados por el hombre. ¡Sigue la crónica de los exploradores de México Desconocido!
Durante tres semanas vivimos en las montañas, en las entrañas de la tierra, en las cuevas a la luz de nuestras lámparas, rodeados de penumbra y aventura, con el propósito de descubrir sus misterios y explorar deportivamente nuevos lugares.
Esperábamos ansiosos a que nuestros compañeros regresaran de la cueva después de estar varios días explorando adentro, queríamos saber los resultados de las exploraciones. Al verlos nos contaron que el Sistema Tepetzala continuaba y que había que alistar otros dos grupos para empujar más la exploración. Nos encontrábamos en la Sierra Negra, en Puebla, y como cada año nos habíamos dado cita algunos exploradores de México y del Grupo Espeleológico Alpino Belga para continuar con las visitas de exploración deportiva en las cuevas del área de Oztopulco, que en náhuatl significa “Lugar de Cuevas”. Tendríamos tres semanas de expedición.
Mientras unos montaron el campamento base, otros iniciaron con la búsqueda de nuevas cavidades. Debo especificar que a la par de estos viajes, el objetivo principal de la expedición era continuar con las exploraciones en el Sistema Tepetzala, principalmente las exploraciones se enfocarían en el área de la cueva CO2.
Antecedentes que deben saber...
En 2007, los belgas encontraron el Sistema Tepetzala, exploraron un par de kilómetros hasta llegar a 300 metros de profundidad. Para 2009, después de duras exploraciones, descubrieron otros 2 km. En 2010, Tepetzala supuestamente se terminaba en un sifón, pero el último día de la campaña bajamos a la cueva CO2 y vimos que aparentemente conectaba con Tepetzala. Fue hasta 2011 que se realizó la conexión física con el mapeo. Ese año se exploró 4 km más a CO2 y con la unión de las cuevas, el Sistema Tepetzala llegaba a 11.8 km y la cueva seguía.
La vía vegetal
Para ir a la mencionada cueva hay que bajar 80 minutos por un valle y después por una barranca. Siempre lo hacemos por la pared izquierda llena de vegetación, por entre raíces y arbustos, es una travesía de un par de cientos de metros, que como bien lo dijo Richard, en lugar de ser una “vía ferrata” es una “vía vegetal”, en la que nos agarramos de las raíces y entre las rocas nos deslizamos.
Es imprescindible no tropezar, ya que caer unos 20 o 30 m entre arbustos y rocas puede ser verdaderamente peligroso. Después de la “vía vegetal” hay otro cañaveral, 5 minutos más y ya estábamos en la boca de la cueva.
El campamento subterráneo
Como los lugares de dentro de la cueva eran muy lejanos, se decidió montar dos campamentos subterráneos para hacer más eficientes las exploraciones. Fue así que los grupos se prepararon para dormir tres noches en la cueva. Los días y los grupos pasaron por la cueva y la topografía creció en kilómetros. Aunque nos encontrábamos cansados y mojados, los descubrimientos dentro de la cueva valieron la pena, la oscuridad y el silencio perpetuos rotos solo por nuestros pasos, nos motivaban para seguir avanzando por lugares estrechos o en las partes incómodas con mucho lodo y agua, pero al final de cada día, haber llegado más lejos nos emocionaba mayormente.
Fue al cuarto grupo que le tocó encontrar una magnífica galería en la parte más alejada de la entrada, como a unas 5 horas de caminata. Ésta constó de unos 400 metros de largo, en las partes más anchas llegó a tener 70 m, de ancho (que es una barbaridad) y en las partes más altas llegó a medir 50 m, esta exactitud se debió al medidor láser que llevaban. Al siguiente grupo nos tocó explorar una galería más pequeña, de 40 m de ancho por 30 m de alto, pero finalmente también nos sentíamos emocionados de descubrir lugares nunca pisados por el hombre, encontrar pequeños arroyos que viajan por entre las grietas y llegan a grandes colapsos donde caminar entre rocas gigantes nos hacía sentir inmensamente diminutos. Un lugar que no olvidaré jamás es una sala donde escurría agua por la pared formando una hermosa cortina de calcio y en el piso encontramos perlas de caverna, que son piedras que se van recubriendo por el carbonato de calcio a través de miles de años.
En esta ocasión estuvimos seis grupos y determinamos que la cueva llegó a más de 17.5 km de longitud y a 554 m de profundidad. Este sistema es tan complejo en su laberinto subterráneo que aún faltan lugares por explorar para continuar descubriendo las maravillas que la naturaleza ha creado. Al fin y al cabo, pasarla bien con los amigos haciendo el deporte de la espeleología es algo que vamos a regresar a hacer en la zona.
Cuaderno del espeleólogo
• La Sierra Negra en Puebla está plagada de cuevas. Durante más de 30 años, mexicanos y hermanos de otros países, nos hemos dado cita para desentrañar los misterios de las cuevas.
• La importancia de explorar estos sistemas cavernarios nos hace entender que toda la red de agua está conectada, si tiramos basura, tarde o temprano va a parar a los mantos acuíferos y contaminará el agua que bebemos, de ahí el valor de tener un manejo responsable de nuestros desechos.
• De las cuevas más largas de la zona son el Sistema Coyolat-Esperanza con más de 23 km de longitud y el Sistema Tepepa con más de 28 km.
• Tres de las cuevas más profundas de México están en estas montañas. Una fue explorada por el autor y sus amigos (el Sistema Nogochl).
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