lunes, 27 de abril de 2015

SASTUN: Piedra de Luz

SASTUN: Piedra de Luz




En una visita a la ciudad de Valladolid, tuve la oportunidad de ver los murales del Palacio MunicipalI,y de toda la coleccion alli exhibida me llamo poderosamente la atención una imagen de un Ah Men en  cuclillas sosteniendo algo parecido a una bola de crsital donde se veian unos navios españoles, señal de que algun dia los conquistadores llegarian a la peninsula de Yucatán. Al pasar de los años me entere que dicha piedra se le denomina sastun o sasiltun, y que aun es usada por los Ah Men de la península para la adivinación, diagnostico y pronóstico de enfermedades, pero que guardan celosamente de los "mestizos" y que no permiten bajo ninguna circunstancia que sepan siquiera de su existencia. Este comentario su de uno de mis trabajadores que afirmaba que su abuelo poseia una y que misteriosamente ambos desaparecieron hace algunos años sin dejar rastro.

Me comento por igual que este instrumento oracular era pulido por los antiguos h'menob a partir de un trozo de cristal de roca; y que solo era entregado por un balam cuando el curandero habia completado su instrucción, y que solamente si poseia el "don" podia conservarlo.

  Los siguientes párrafos son una transcripción de un reporte del cura de Yaxcabá, Yucatán de 1813. Decidií transcribirlo integro en lo referente al cuarto capitulo para una mayor comprensión del texto. Asi pues juzguen ustedes lo referente al tema y establescan sus propias conclusiones.

Informe dado por el cura de Yaxcabá, D. Bartolomé del Granado Baeza, en contestación al interrogatorio de treinta y seis preguntas circulado por el ministerio de ultramar, sobre el manejo, vida y costumbres de los indios, que acompaño el Ilmo. Sr. Obispo a la diputación provincial.

...En la masa común de los indios hay muchas supersticiones. En los primeros quince años que obtuve este curato, me dieron bastante qué hacer; pero después de los ejemplares castigos de azotes y penitencias que ejecuté en los delincuentes, con arreglo a los superiores mandatos, há como quince años que están en silencio y sólo de tarde en tarde suele haber algún indicio.

La adivinación más frecuente, es por medio de algún pedazo d’ cristal, que llaman zaztun esto es, piedra clara y transparente: por él dicen que ven las cosas ocultas y origen de las enfermedades. Lo que en esto he llegado a entender, es que habrá habido alguno que, con pacto del demonio haya adivinado por medio dicho zaztun; pero lo más ordinario es, que los que de él usan, son unos embuteros impostores, que por este medio ganan crédito entre los suyos, y son consultados, y regalados para pasar una vida holgazana, y con sus artificios y mañas hacen creer a los simples e ignorantes que han adivinado lo que ocultamente han tratado.

Pongo este ejemplo, que es frecuente: hacen creer al enfermo, que por medio del zaztun han conocido que algún malévolo los ha hechizado, y que para descubrir el hechizo o maleficio, es necesario velar tres noches, para lo que hacen su prevención de aguardiente o pitarrilla, comistraje, y candelas encendidas: en estas tres noches, se regalan y se embriagan a su satisfacción: entretanto los otros están descuidados o dormidos, entierran dentro la misma casa o en las cercanías de ella, una figurita de cera prieta, con un espíno atravesado en la parte correspondiente a aquella de que más adolece el enfermo. Ultimamente, estado todos ya despiertos, comienzan a hacer sus aparatos con el zaztun, y van derechamente al lugar donde enterraron la figura, la sacan a vista de todos, y les hacen creer que aquél ha sido el hechizo: luego tratan de la curación con las primeras yerbas que encuentran y si alguna vez, por contingencia, sana el enfermo, ganan una gran opinión entre los ignorantes; suele pasar más adelante su malicía, e informados secretamente de que el enfermo, antes de su enfermedad, tuvo algún disgusto con alguna persona, le hacen creer que por el medio del zaztun han conocido que la tal persona fué autora del maleficio.

A este término llegó la malicia de un vago, de quien me denunció una india muy temerosa de Dios, ahora tres o cuatro años, a quien, después de confesar su delito, se le aplicó el castigo correspondiente, y no he sabido que haya vuelto a pisar este pueblo. Las vanas observancias más frecuentes, son las siguientes. La primera es el ensalmo, con ciertas depreciaciones que no he conseguido me descubran; pero he tenido algunos indicios de que en ellas van haciendo mención de las enfermedades, y de los vientos a quienes las atribuyen: lo único que ellos me han declarado es, que rezan sobre el enfermo el Padre Nuestro, Ave María y Credo, y algun de ellos la oración de San Antonio, que traé el Manual Mexicano. La segunda es la que llaman kex, que quiere decir cambío, y se reduce a colgar ciertas comidas y bebidas alrededor de la casa de algún enfermo, para el yuncimil, que quiere decir, para la muerte, o señor de la muerte, con lo que piensan rescatar la vida del enfermo.

La tercera es colgar ciertas jícaras de bebidas, que llaman sacá, bajo las casas de colmenas, para que no desamparen los corchos, o para que traigan mucha miel, o porque no enfermen sus dueños. De magos o brujos nada he sabido: solamente en un pueblo en donde administré más há de cuarenta años, un viejo, en artículo de muerte, me declaró que por arte diabólica tenía sus transformaciones; y en aquella misma jurisdicción una muchacha, como diez o doce años, me dijo que llevada por algunos brujos, la transformaban en pájaro y la llevan a sus paseos nocturnos, y que una noche hizo asiento con ellos sobre el techo de la casa cural en donde yo vivía, que distaba dos leguas de su habitación.

Es verosímil que impresionada de los cuentos de brujo, que suele haber entre ellos, lo hubiese soñado con tal viveza, que le hubiese parecido realidad. Lo cierto es que en la época presente, es poco lo que se oye contar de brujos y son más los presuntos que los verdaderos. Tampoco de maleficios o hechizos he hallado cosa de sustancia, y que los que me han denunciado por tales, he hallado ser enfermedades naturales y a veces fingimientos, para calumniar a aquéllos con quienes tienen enemistad. También me parece que algunos suelen falsamente acreditarse de tales, para hacerse temibles entre los suyos.


.....Este es, Illmo Sr , lo que he podido informar, con la lentitud que me ha permitido esta humanidad cascada y siempre dolorida. Otros sujetos más ilustrados y menos impedidos podrán desempeñar con más acierto este importante encargo. Dios guarde la muy importante vida de V. S. I. muchos años.

Yaxcabá, día primero de abril de mil ocho cientos y trece. Soy, con el más profundo respeto, humilde siervo capellán de V. S. I. Q. S. M. B. Bartolomé José Granado Baeza. Illmo. Sr. Dr. Pedro Agustín Estevez y Ugarte.




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